Yo no puedo
contar ovejas!!! Me da hambre!!!
Las imagino
muy gordas con ese traje de algodón y con cara de tontitas que no me aguanto
las ganas de morderlas y darme una comilona con ellas.
Decía Lobito
Feroz a su madre la señora Feroz y ella, con paciencia, le respondía:
Entonces
trata de contar estrellas para quedarte dormido.
Imposible,
madre mía. Decía Lobito. Porque empiezo con una, dos, tres y se van juntando y
comienzo a imaginarlas todas juntas y adivina qué?
Qué? Dice
su mamá
Así todas juntas parecen ovejas, gordas, lanudas, con cara de
tontas y para colmo: brillantes y más hambre me da.
Trata de
poner la mente en blanco. Le dijo el señor Feroz , su padre.
En blanco?
Blanco cómo las ovejas? Tssss No, padre querido. No hay caso conmigo, estoy
condenado a no dormir por las noches por mis ganas de atrapar a las ovejas.
Y si te
haces vegetariano? Le dijo la gran señora Feroz, su abuela que como ya no
tenía dientes encontraba que era la mejor solución.
Es que nunca
he sabido de alguien de nuestra especie que sea un come hojas.
Tienes que
buscar alguna solución. El no dormir te va a hacer daño y apaga la luz pues
nosotros sí que tenemos sueño. Ha sido un día agotador. Hemos hecho muchas
cosas durante el día y no nos hemos pasado todo el día pendiente de una sola.
Le dijo el papá Feroz bastante molesto.
Pues
intentaré contra piedras, dijo Lobito y comenzó: una piedra, dos piedras, tres
piedras en la pradera, cuatro piedras en la verde pradera, cinco piedras en la
verde pradera llena de ovejas…
¡No puede
ser!
A donde vas,
hijo mío? Le preguntó su madre al verlo parado en la entrada de la cueva.
A la
pradera, madre querida. Dicen que el aire fresco que toman las ovejas hace bien
para dormir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario